La rutina de Joseph Brodsky

Joseph o Iosif Alexándrovich Brodsky; Leningrado, 1940 - Nueva York, 1996 Poeta y ensayista ruso. Se le considera el poeta más grande nacido en la época soviética y, acaso con la sola excepción de B. Pasternak y A. Ajmátova, el más importante en lengua rusa de la segunda mitad del siglo XX.

Ganó el Premio Nobel de Literatura en 1987.

La erudición legendaria de Brodsky, el autoaprendizaje al que se sometió durante toda su vida y sus inspirados diálogos con las "sombras poéticas" de su propia cultura y de la universal, van unidos a una energía desbordante, una pródiga inventiva prosódica y estrófica, así como a su excelencia de estilo y su generosidad de espíritu. Este autor se convirtió, al igual que Ajmátova, su "madrina poética" y descubridora, en memoria cultural de su generación y, por azares del destino, en el más grande regalo que hizo Rusia a Occidente.

Joseph Brodsky

Joseph Brodsky

Estancia en URSS (1940-1972)

Nació en la familia de un fotógrafo judío que trabajaba para la marina soviética. Expulsado de siete escuelas, a la edad de 15 años tenía trabajos eventuales, generalmente, aparte de los de la traducción, de mecánico.​ Reconocido como un extraordinario traductor desde la edad de diecinueve años por los maestros de la traducción en Rusia, Joseph Brodsky tenía sin embargo dos características que no le gustaban a muchos: los poemas que escribía eran líricos, no cantaban la gloria de la URSS sino la fatalidad humana, y estaba excesivamente seguro de sí mismo y de su poesía. En una ocasión, una revista de Moscú le pidió unos poemas suyos. Cuando Brodsky les llamó para saber cómo iba la edición, le comunicaron que publicarían solamente una selección. Brodsky se molestó porque el poemario debía salir completo por su coherencia, y ante el rechazo, retiró los poemas y los insultó por teléfono desde Leningrado. Asistió a la secundaria hasta sus quince años y luego se convirtió en autodidacta.

Formó parte de los Huérfanos de Ajmátova junto a Eugeny Rein, Anatoly Naiman, y Dmitri Bobyshev, un grupo de poetas protegidos por Ajmátova. En 1964 se lo acusó de "parasitismo social" (тунеядство - tunieyádstvo) y se lo condenó a cinco años de trabajos forzados,​ de los cuales cumplió solo uno gracias a la intervención de Kornei Chukovsky, Dmitri Shostakovich, Anna Ajmátova, Samuil Marshak, Yevgeni Yevtushenko y el filósofo francés Jean-Paul Sartre.​ Desde entonces conservó una actitud de discreción hacia el régimen y, si bien nunca fue afiliado a la discrepancia política que tantos intelectuales compartían, sí mostró reserva en su relación con las autoridades soviéticas, como lo demuestra su negativa a pedir visado para concurrir a un encuentro internacional de poesía celebrado en Londres en 1969 y al Festival de los Dos Mundos de Spoleto (Italia).

Gracias a él, los poetas soviéticos aprendieron a ser otra vez "rusos", cosmopolitas, genuinamente modernos y, de alguna manera, hasta postmodernos. Sus interlocutores poéticos (Homero, Virgilio, Horacio, Dante, T. S. Eliot, W. H. Auden), se encuentran entre lo más distinguido de la tradición occidental, eso que él llamaba la "sociedad de los poetas muertos". Su habilidad para construir poemas líricos dotados de una precisa polifonía no tiene paralelo entre los creadores de su generación y constituye uno de los aciertos más relevantes de su obra.

Joseph Brodsky

Joseph Brodsky, archivo Metropolica

De su trabajo inicial cabe destacar los libros Versos y poemas (1965) y Parada en el desierto (1970), que aparecieron publicados por primera vez en Nueva York. Privado de reconocimiento en su país y tras ser condenado a trabajos forzados acusado de "parasitismo social", se vio obligado a emigrar de Rusia en 1972. Tras una corta temporada en Europa, se trasladó a Estados Unidos, cuya ciudadanía adquirió en 1977 y donde compaginó su labor poética con clases de literatura en diversas universidades norteamericanas.

Emigración a los Estados Unidos (1972-1996)

En mayo de 1972, las autoridades soviéticas le sugirieron que abandonara la URSS amenazándole, en caso contrario, con unos "días calientes", según la expresión del propio Brodsky.​ El 4 de junio de 1972, Brodsky abandonó su país con una maleta​ que contenía la máquina de escribir y un libro de poemas de John Donne.

La maleta con la que Brodsky abandonó su patria el 4 de junio de 1972, en la que llevaba una máquina de escribir, dos botellas de vodka y una colección de poemas de John Donne, se exibe en el Museo Anna Akhmatova de San Petersburgo.

En 1972 tuvo dos breves estadías en Viena y Londres y finalmente se asentó en Estados Unidos, donde compaginó su labor poética con clases de literatura en diversas universidades norteamericanas. Adquirió su nueva nacionalidad en 1977.​ En uno de sus poemas describe los obstáculos que encontró para plasmar sus ideas y sentimientos en inglés, su nuevo idioma.

Su conocimiento de la poesía inglesa, y su enraizado sentido del aislamiento y la melancolía, lo llevaron a cultivar una poesía de meditación nocturna, como el largo poema Elegy to John Donne (1967). 

De su período en el exilio, que constituye la mayor parte de su vida, cabe destacar los poemarios El fin de la bella época (1976), Parte de la oración (1977), En Inglaterra (1977), Nuevas estancias a Augusta (1983), Urania (1987) y Paisaje con inundación (1996).

También fue miembro de la sección de traductores de la Unión de Escritores de San Petersburgo, llamándose a sí mismo "poeta-traductor". Fue miembro asimismo de la American Academy of Arts and Letters. Publicó, además, dos obras de teatro y un gran número de ensayos recogidos en varios volúmenes, entre ellos Del dolor y la razón (1995).

Joseph Brodsky falleció en Nueva York el 28 de enero de 1996 de un ataque al corazón.​ Por expreso deseo suyo, sus cenizas se enviaron a Venecia, siendo enterradas en el cementerio histórico de la Isla de San Michele.

Joseph Brodsky

En el discurso de recepción del Premio Nobel en 1987, el poeta ruso expresó que “la manera de existir del arte consiste en generar una nueva realidad estética que hace más definida la realidad ética del hombre. Pues la estética es la madre de la ética”. Tanto en su obra lírica como en sus ensayos aparece un mensaje transversal marcado por una fuerte impronta de un estado de conciencia producido por agudos cortocircuitos mentales. Para él, “la política llena el vacío dejado en la cabeza y el corazón de las personas por el arte”.

En una conversación con el ensayista polaco Adam Michnik, Brodsky afirma que el ciudadano ruso “está acostumbrado a mirar su vida como si se tratara de un experimento, una prueba a la que se lo somete. La Providencia. Esto significa que la tarea principal de la cultura rusa y de la filosofía rusa se reduce a una cuestión muy simple: cómo justificar su existencia. A ser posible, en un plano metafísico, irracional”. Y agrega que, “generaciones enteras han crecido en un tiempo que ignoraba por completo la legalidad. Las ideas sobre la iniciativa propia se arrancaban de cuajo, ha desaparecido el instinto de actuar. Lo han castrado. Al igual que la voluntad del pueblo”.

Su conocimiento de la poesía inglesa, y su enraizado sentido del aislamiento y la melancolía, le llevaron a cultivar una poesía de meditación nocturna, como el largo poema Elegy to John Donne (1967). De su período en el exilio, que constituye la mayor parte de su vida, cabe destacar los poemarios El fin de la bella época (1976), Parte de la oración (1977), En Inglaterra (1977), Nuevas estancias a Augusta (1983), Urania (1987) y Paisaje con inundación (1996). Su poética, obsesionada con las contradicciones entre el espacio, el tiempo y los sentidos, es una de las más relevantes del siglo XX, y le hizo merecedor del premio Nobel de Literatura en 1987.

De familia judía, conocedor de varias lenguas, como el inglés y el español, fue miembro de la sección de traductores de la Unión de Escritores de San Petersburgo, llamándose a sí mismo "poeta-traductor". Fue miembro asimismo de la American Academy of Arts and Letters. Publicó, además, dos obras de teatro y un gran número de ensayos recogidos en varios volúmenes, entre ellos Del dolor y la razón (1995). Por expreso deseo suyo, sus cenizas se enviaron a Venecia.

Al poco tiempo de su llegada a los Estados Unidos durante la presidencia del demócrata Jimmy Carter, Brodsky encontró en la ensayista Susan Sontag un espejo en el que se reflejaba su concepción sobre la creación artística y el compromiso intelectual. Según ella el poeta ruso tenía “un carisma apabullante” y en persona era “imponente”. La escritora le dedicaría a su amigo su libro de ensayos Bajo el signo de saturno.

En 1990 Brodsky, de 48 años, se casó con María Sozzani, una joven estudiante italiana a quien conoció mientras impartía un curso en París. En 1993 la pareja daría a luz a una niña llamada Anna. En la noche del 27 de enero de 1996 el escritor nacido en 1940 en Leningrado, murió de un infarto a los 55 años en su domicilio de Nueva York, donde fue enterrado en primera instancia. Al año siguiente, de acuerdo a su propia voluntad, su cadáver fue enterrado definitivamente en el cementerio veneciano de San Michelle. El gran poeta ruso le había dedicado a la ciudad italiana que visitó durante 17 años seguidos un ensayo titulado La marca de agua.

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